Entre las más importantes se encuentran:
La definición del bien asegurable, su identificación y los riesgos que desea que se cubran.
El pago de la prima establecida en la póliza. Evitar y prevenir que el daño se presente.
Tomar las medidas necesarias para disminuir los riesgos y preservarlos.
Informar lo más pronto posible a la aseguradora sobre la ocurrencia de un siniestro y disminuir dentro de lo que esté a su alcance la agravación del riesgo.
Declarar e informar a la aseguradora el monto de lo reclamado con la presentación de las pruebas que lo ameriten.
Probar la existencia de las circunstancias necesarias para establecer la responsabilidad de la aseguradora.